Y la vida vuelve a tomarme en sus manos;
allí me tiene, dopada y confundida,
sin aliento y sin saber hacia donde disparar.
Mis pupilas son reflejos de aquel tiempo en el que había un rumbo fijo,
en el que el mundo era atravesado por mis pasos.
¿Y hoy? ¿Cómo planteo una respuesta a una pregunta inexistente?
No quiero depender del corazón, no quiero entregarme a la duda del futuro;
no quiero sueños irreales, no puedo volver a caer.
La enfermedad de la mente es algo difícil de salir,
los pensamientos revolotean libres y se niegan a dejarse enjaular.
En horas de un pasado pude controlarlos y crecer.
En horas de un presente... es todo tan extraño, es un conjunto de ideas
paranoicas e inciertas sin destino sano.
Entrego el alma por completo, mis sentimientos,
pensamientos, mi vida está ligada al amor y no lo nota.
No cree en lo que soy, sus celos transforman en olvido mis actos de amor.
Llego a dudar que no sea capaz de darse cuenta el daño que puede provocarme
cada acto errado de su parte.
Y ciertamente por más de que sea tan esencial en mi vida
no creo estar preparada para sufrir sus errores.
Deseo que por mí entregue el alma como yo, el corazón...